Son más de 2 millones de habitantes y una de las zonas más olvidadas, inseguras según los medios de comunicación, los habitantes y las estadísticas la más violenta. Es Iztapalapa ubicada al oriente de la Ciudad de México.
No todo es oscuridad en la región, dentro de su territorio existen vestigios arqueológicos como las pirámides ubicadas en el Cerro de la Estrella, las iglesias coloniales de Santa Martha y el Ex Convento de Culhuacán, sus múltiples carnavales teñidos de mil colores dan a los habitantes identidad y características que los diferencian de los demás.
Las campanas de la iglesia de la Cuevita asustan a los pájaros que reposan en los árboles que la rodean; el sol derrite los pies de los nazarenos que cargan pesadas cruces (son de 30 hasta 70 kilos) en un recorrido de cerca de dos horas y media. Por las estrechas calles de los barrios de Iztapalapa rostros de cansancio adornados con coronas de espinas y flores amarillas están por todos lados “son mandas que cumplimos cada año, a veces, en agradecimiento a Dios”, el ardiente asfalto parece un río purpura visto desde lo alto de una casa.
Al mediodía del viernes santo, teniendo como resguardo la estatua del gran Tlatoani Cuitláhuac, inician la representación de la Pasión de Cristo. Como desde hace 172 años adultos, jóvenes y niños participan en la escenificación.
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